31 agosto 2011

El mapa


Uno se apropia un poco de cada calle, de cada nombre. La reconoce poco a poco a medida que la asimila. Va uniendo las miles de piezas de un plano que a primera vista es como un rompecabezas. Un día, al cruzar la esquina ves la plaza por la que pasaste otro día, hace meses y a la que llegaste por el otro lado. Es entonces cuando uno avanza unos pasos más en ese particular e íntimo proceso de acaparación de referencias. Uno va adaptando el nombre de la calle a una imagen etérea y propia que va conteniendo con el paso del tiempo las sensaciones que quedaron impregnadas.
Buenos Aires posee, como todas las ciudades, sus claves. Las primeras calles que transitamos fueron Juncal y Rodríguez Peña y al principio solo esas partes de esa esquina parecían ser las calles esas, sin saber que cada una de ellas atraviesa barrios enteros en kilómetros de manzanas interminables.
Si a alguien le dejan por sorpresa en una esquina cualquiera de la ciudad y le piden que adivine en que barrio esta, tendrá pocas pistas si le piden que no mire los nombres y numeración. Si es una zona de casas bajas y calles adoquinadas tendrá para elegir la mitad de la capital, si hay edificios viejos y pocas construcciones lo mas seguro es que este en el sur y si se empiezan a ver obras o parecer a Madrid o Paris esta en el norte. Aunque hilando fino hay diferencias abismales incluso en barrios mas humildes. Ante la mirada del, aún, un poco turista (clave para seguir apreciando todo esto), surgen como demasiado similares. Por ello lo mejor es entender pronto como orientarse.
A la ciudad la cruzan avenidas y calles que van en muchos casi de parte a parte. Son muy largas, demasiado largas. De sur a norte la Avenida Rivadavia (la mas larga del mundo, dicen) divide las calles y les cambia el nombre, numeración y sentido de los números a modo de espejo. Tenemos entonces una ciudad partida en dos mitades geográficas y también en categoría fiscal. Eso si, este donde este uno, ese barrio tuvo algún día su esplendor a juzgar la cantidad de casas bonitas y grandes que salpican todos los barrios.
Para no perderse hay que situarse en cualquier esquina, lo mas seguro es que una de las calles le suene a uno y sepa si va de este a oeste o de sur a norte. No pregunte a un policía pues probablemente no tendrá ni idea o no querrá contarlo. Mas de una vez he mirado el sol para situarme. Se parecen tanto todas las esquinas de muchos barrios.
Unos datos inútiles: Cada 5 o 6 cuadras pasa una avenida. Cada dos calles cambia el sentido para los coches. Cada cuadra son 100 números. Cada cuadra son 100 metros. Al norte de la Avenida Rivadavia, cuando los números van en sentido creciente se va al norte o al oeste, si decrecen es al revés. Todo el mundo mide en cuadras.
Es decir un galimatías que tenia que compartir. Hay que llevar mucho tiempo para descifrarlo. No sirve de nada para turistas de 4 días en la ciudad y el resto en Aerolíneas Argentinas.
Lo mejor para orientarse es encontrar la magia de la ciudad leyendo a alguno de los muchos narradores que de manera prodigiosa inventan una manera de entender este cosmos de gentes. Ahora estoy riéndome con Alejandro Dolina y sus ¨Crónicas del Ángel Gris¨ pero sera también con Cortazar, Borges, Bioy Casares, Arlt, Fontanarrosa, etc, etc…. Eso si es, dejarse atrapar por la ilusión de Buenos Aires o Argentina.

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25 enero 2009

San Pedro, la mas mallorquina de las tierras argentinas

El Domingo 25 de Enero se publicó en el Diario de Mallorca el primero de los reportajes que junto con mi amigo Javier Merás hicimos en octubre de 2008. Fuimos un dia a San Pedro y nos interesamos por la vida de algunas personas que nos ayudaran a entender el origen mallorquín de la inmigración de la ciudad el origen de la versión argentina de la ensaimada mallorquina. Y acompañado de una fotografias tomadas por mi, Javier redactó lo vivido ese dia. Fue una experiencia increible la de escuchar a la viuda de Juan Puig hablar mallorquin ¨de pueblo¨puro delante de mis narices estando tan lejos y habiendo pasado tanto tiempo.

Por razones de espacio no puedo colocarla en el blog. Solo esta disponible en pdf en este link todo el suplemento.

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16 noviembre 2008

Cataratas


Durante años tuvimos que soportar pacientemente la siguiente pregunta: ¿No fueron a Cataratas?. Nuestra respuesta era siempre negativa y acompañada de excusas varias. No nos atraía mucho la idea de contemplar algo tan famoso rodeado de guiris como nosotros en camiones y lanchas. Solo imaginar muchedumbres moviéndose como zombies con el sonido de fondo de las voces de poliglotas guías nos empujaba a planear viajes a lugares mas tranquilos y desiertos, pues abundan.

Sin embargo, después de planificar un viaje en coche por el noreste del país, un día nos encontramos llegando ya de noche al único hotel argentino que se encuentra dentro del Parque Nacional de Iguazú, un hotel demasiado grande y tremendo pero esta ahí, en el lugar indicado.
El rugir del agua se dejaba oír lejano. Cuando las pasarelas que rodean las cataratas de Iguazú se encontraban casi vacías y el parque recién abierto, es el momento. Al llegar a vislumbrar alguno de los primeros saltos el impacto es ya asombroso. Cuando uno ve que al agua no deja de fluir, que lo ha hecho casi eternamente y la fuerza con que ruge y es expulsada al vacío, no puede evitar tragar intensamente y respirar la emoción. El acercamiento en las lanchas a las descomunales caídas de agua supera cualquier expectativa. Es simplemente, como dicen por aquí, imperdible.

No digo nada nuevo. La naturaleza tan obvia digamos que estremece y si esta es inalcanzable en su dimensión te coloca en otro lugar. Ignora uno cual es ese referente, trata uno de suponer que es lógico que caiga el agua si hay un gran río detrás y un abismo delante pero al mismo tiempo trata de ubicar la desproporción en algún rincón del recuerdo, sin éxito. Imagino que para alguien recién llegado de una distante y diminuta roca rodeada de tranquilas aguas marinas debe ser peor. Al fin y al cabo nosotros llevamos cinco años habituándonos a las desproporciones argentinas y eso ayuda.

Para apreciarlas bastan dos jornadas y verlo tranquilo sin embargo hay un consejo imprescindible: El que pueda que pague ese hotel, merece la pena estirarse un poco o pedirlo a la agencia de viajes, pues estas allí, en el meollo del Parque Nacional. Aunque no hay que olvidarse de que la única vivencia real de lo que significa la selva paranaense es pasar todos los días posibles explorando y observando lo mucho que ofrece. Ir y volver solo habiendo visto los inmensos saltos de agua es quedarse con un empacho de extraña digestión.

En fin. Uno entiende que mareas de gentes atraviesen océanos, enlatados en aviones, vayan hasta ahí y se vayan tan contentos. Además, si en una de esas se topan con los retrasos o cancelaciones de Aerolíneas Argentinas se lleva dos postales genuinas del país: Las cataratas mas bellas del mundo y la desesperación. Todo muy típico.

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02 noviembre 2008

Los Esteros del Iberá

Cruzar los 120 Kilómetros de tierra que separan la Posada de La Laguna (Colonia Carlos Pellegrini, Provincia de Corrientes) de la primera carretera asfaltada es ya una proeza visto desde Mallorca. Si además le sumas los 640 Km. que separan ese cruce de la ciudad de Buenos Aires en un día, ya se convierte en exagerado. El impulso avaricioso de velocidad y distancias se debe a que uno lleva demasiado tiempo sin conducir y el resultado es un tanto extremo y cansado. Las distancias reales nada tienen que ver con las mentales. Argentina es un país de trayectos mentales. Si sus habitantes tomasen conciencia por poseer los espacios en su parte física quizás no serian como son.

El destino ha de compensar tal atrevimiento. Los Esteros del Iberá es uno de ellos. Un humedal de un millón de hectáreas donde campan a sus anchas cientos y cientos de especies, y todo atravesado por solo una carretera sin asfaltar.

Los Esteros son uno de esos lugares en el que uno se siente nada y privilegiado a la vez pues las extensión y virginidad pugnan por ser la primera descripción del destino turístico. Nos dimos cuenta cuando en el saloncito de la posada se hablaba de todo menos la lengua española. Guiris en un lugar tan lejano te ubican inmediatamente en tu pequeñez. 
Pudimos compartir la experiencia con una pareja de suizos. Les tradujimos como pudimos las explicaciones del primer guía correntino y nos contaron que su hija se largó de Suiza hacia seis meses y se fue a vivir a un pueblo cerca de Posadas (Capital de Misiones, Argentina). Los argentinos ahora mismo alucinan en colores. Nosotros no tanto por obvias razones. Suiza y Mallorca desde aquí lejos se ven demasiado parecidas.

Hubo que contarles que los Yacarés (Caimanes) si no sale el sol no asoman a la superficie, que las serpientes en esa época no son fáciles de ver, que el carpincho macho tiene una glándula enorme en la nariz y con ella marca el territorio, que es fácil perderse pues las islas se mueven y así un montón de detalles de esos que los guías cuentan de corrido. 

Por la tarde José Martín, el segundo guía habló seguido durante tres horas casi sin parar. Para no perdérselo, en serio. Un personaje nacido y criado en la zona de la que hablaba como si hubiera llegado tarde pues se sonreía misteriosamente de las costumbres locales y no es para menos. 
Por suerte, no estaban los suizos, hubiésemos sido incapaces de traducirlo. Ante nuestros mudos sentidos nos hablaba del cementerio del pueblo. En el se apreciaban los mismos colores que se repetían una y otra vez: azul, blanco, rojo,… y es que cuando alguien es enterrado en el lugar le honran con los colores que representan al partido político del que fue seguidor toda su vida y si cambió de partido a mitad de vida por una traición, ponen los dos. Son vestigios de un caciquismo lejano donde la vida de los “vasallos” dependía enormemente del gobernador de turno. Nos contó también los detalles de una costumbre local digna de ser apropiada en los sórdidos y deprimentes funerales palmesanos. Cuando muere alguien de la comunidad se reparten comida y licores durante nueve días. Si al difunto le gustaba jugar al truco, se hace lo propio entre los amigos y familiares. Si le gustaba cazar, lo mismo. Recrean por unos días la vida que llevo el ser querido. Al acabar la semana, después de tanta borrachera ya nadie se acuerda de la pena y queda bajo el suelo con sus colores.

Solo fue un muy superficial acercamiento que no puede sino sugerirte que el realismo mágico puede ser periodismo y viceversa.







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19 octubre 2008

Misiones, Argentina. Viaje a la selva misionera.

Por supuesto no éramos los primeros mallorquines. Por lo visto un tal Antonio de Costitx ya había estado en la Posada perfecta llamada Don Enrique. Somos entonces todos afortunados. La selva misionera, es decir, la selva paranaense que se encuentra en la provincia de Misiones, Argentina. Es un ecosistema lejano y desconocido para los ojos de muchos. Para los testigos esuna experiencia de vida pues el encuentro frente a frente con tal profusión de vida, con esa invasión de verde y sonidos, es algo mas que una visita turística.

Y es el uso de esa última palabra lo que merece un alto. Cuando un mediterráneo transita por parajes tan lejanos y salvajes no puede evitar reflexionar acerca del turismo y su impacto. En los últimos años ha tenido lugar en Argentina, de manera genuina y única, el nacimiento de la industria turística “menos o más”, en serio. Antes era una anécdota para extranjeros medio aventureros , de hecho muy pocos argentinos conocen totalmente su país. En los 90 era mas barato y fácil irse a Miami de compras que pasear por Purmamarca (Salta) o El Soberbio (Misiones). Cosas que pasan. Ahora no tanto; han brotado agencias nacionales y extranjeras que organizan viajes a todos los puntos interesantes del inmenso país que es este.

Me contaban que ahora en Tilcara, Salta se ven autobuses vomitando guiris. Hace cuatro años éramos unos pocos (guiris) privilegiados repartidos en pequeñas posadas pues no había, ni hay hoteles medianos ni grandes. La reflexión comienza en preguntarse dónde esta el sutil equilibrio entre el impacto visual y ambiental y los indiscutibles beneficios de una industria que desparrama rápida y fácilmente sus beneficios y que amortigua la emigración al abismo que es el Gran Buenos Aires, la periferia de la demasiado grande capital donde se esparce casi la mitad de la población del país.
Volviendo al viaje, los Saltos del Moconá es una cascada de tres kilómetros de largo y 24 caídas provocada por un a falla geológica en la que las aguas del Río Uruguay caen sobre su mismo cauce en una curva. Un espectáculo único que no pudimos ver pues las pocas excursiones estaban ya reservadas y no había tiempo.

Pues bien, el embarcadero para zarpar en lancha semirígida a los Saltos es una silla rota, un fuego, una casa y letrina de madera, ademas de barro por todos lados, pues llovía. Debe haber como mucho 30 camas en la zona, el pueblo mas cercano esta intacto. Ni una tienda de artesanías. Si uno quiere algo típico, es decir, algo de comer ha de ir a la panadería o al súper. Uno se va pensando que semejante atracción que son los Saltos del Mocona, muy lejos del aeropuerto mas cercano, merece el viaje de muchos turistas que algún día se acordaran de la silla rota. Pero lejos e inaccesible conserva la mejor garantía contra su decadencia.

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20 abril 2008

La Bombonera


A mi no me gusta el futbol. La ultima vez que surgió esa pasión fue en los mundiales de hace dos años y no podía ser de otra manera pues uno corría el riesgo de sentirse muy desplazado y solo. Ya di buena cuenta en su día de lo que significa aquí el futbol pues esas semanas, mientras Argentina se mantenía en la clasificación todo era eso, futbol. En esas ocasiones especiales saco a flote parecida emoción a la que me llevo a Logroño en los ochenta con la fortuna de presenciar una de las subidas a primera del Mallorca. Mi historia futbolera se cuenta antes de que acabe un corto verso de Lorca. Y eso, en Argentina no ayuda.

Hace cuatro años conocí a un remisero (chofer con coche). Fue saliendo de una entrañable comida en una de las salas del Museo Benito Quinquela en el barrio de La Boca. Nos llevó hasta el centro y en el camino me cautivo su manera de contarme la historia y lugares. En esos momentos me di cuenta de quien podía ayudarme. Su amabilidad y calor humano rozaba lo indescifrable. Me acompaño a sacar fotos al principio cuando no me atrevía a ir solo y acabo conociendo a todo familiar y amigo que apareció por Ezeiza (el aeropuerto). Carlos vive en La Boca y es de Boca. Desde entonces, nuestra hija y yo fuimos presos de ese sentimiento. No lo entiendo ni yo, lo único que se es que cuando veo el estadio de Riverplate solo me fijaba en un hombrecito de mentira que simulaba pintar una valla publicitaria. En cambio cuando diviso en lontananza (por ejemplo, desde las terrazas del Museo Quinquela) el estadio de Boca Juniors no es que me sienta como para echar cohetes pero es distinto.

Mi cuñada argentina, que es de Boca, como mi hermano, fueron a ver un Boca-River allá en lo alto del estadio, vivieron el miedo de estar en un lugar que tiembla y de temer perder. Cosa que sucedió por culpa de un tal Maxi Lopez. A partir de ahí cualquier partido en España les parece una visita al patio de un colegio de primaria. Y claro, desde entonces estuvo en mi lista de deseos ir a La Bombonera. Y fuimos, pero a ver a Sabina y Serrat junto a 40.000 personas pero solo un especial y gran amigo seria capaz de hacerlo para lo que realmente toca: consiguió invitaciones y me llevó a verles jugar contra Independiente de Avellaneda. Un injusto empate pues pude ver la pasión de los xeneizes  en vivo, bailando con el querido Riquelme. 10 contra 11 timoratos ante el incesante y acongojante cántico de guerra de miles de hinchas inimitables. Me dicen que turistas extranjeros pagan cientos de euros por compartir mesa y cancha con los bravos de la 12, la hinchada ultra (aquí, la barra). Su líder está en entre rejas pero su status permanence intacto y es que nada se mueve en Boca sin la complacencia mafiosa del jugador numero 12 y menos sin su presidente Macri que ahora es el alcalde de Buenos Aires.

Les llaman xeneizes porque la mayoria de los inmigrantes italianos que se instalaron en La Boca era de orígen genoves y así se dice en la lengua local. Para la bandera, después de largas discusiones acerca de los colores del equipo recien fundado en 1907, un tal Juan Bricheto dijo que el primer barco que pasara por el puerto definiría los colores de  la camiseta. El barco que pasó era sueco.

 

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23 marzo 2008

Boedo al 640

Se unió una nueva actriz, una sustitución. Hubo ensayo general el otro día y volvimos. La vimos hace ya unos tres años y nos fascinó. Era un espectáculo más del teatro fuera de circuito (teatro off, le llaman aquí) donde un grupo de actores impresionantes, empujaban un muy especial libreto de Claudio Tolcachir que nació al arropo de la improvisación y una idea genial.

Se llama “La omisión de la familia Coleman”. Un sainete donde la risa es asombro y la tragedia purísimo teatro. Fue un privilegio poder verla ahora de nuevo. La obra vuela viajando mucho últimamente en festivales por el mundo. Fue como verla por primera vez y un placer inolvidable. Una de esas representaciones que sobresalen no solo por sus triunfos, giras y premios. De esas en las que todos los ocho personajes son uno; de esas en la que no eliges; de esas en que reirse es tan inevitable como insolente. Inevitablemente es un retrato de dejado atrás.

Pero lo que realmente me lleva a poner estas letras en un lejano diario es la fascinación por todo lo que rodea al esta escuela que también es teatro o viceversa. Se llama Timbre 4. En el centro de la urbe una puerta verde sin carteles da a un pasillo, en ese largo corredor hay cartelitos que piden silencio por respeto a los vecinos y al final el escenario. No hay ningún letrerito que diga que se impide el acceso una vez comenzada la función. Si alguien osara, si abriese la puerta se transformaría en actor al instante pues es acceso y escenario al mismo tiempo. Caben solo unas cincuenta personas, es cutre y en verano hace calor y cuando llueve intensamente se inunda. Creo que a nadie le importa. Es una de las escuelas de interpretación donde muchos quieren ir a aprender en Buenos Aires (que extraño placer volver a teclear el nombre de esta ciudad).

Los días en que hay representación, el futuro público se va acercando lentamente alrededor de la puerta verde en la Avenida Boedo, 640. Alguien abre la puerta dando permiso para pasar y van caminado despacio y callados como quien entra en un lugar respetado. La entrada, 20 pesos (unos 4 euros). Talentos de unos veinte o treinta cargan con el corazón de la actuación en sus entrañas. Maestros a los treinta, enseñando, o sobre las tablas, le dejan a uno reflexionando. Dedicación, vocación, compromiso y trabajo (mucho laburo) con tal intensidad y tiempo que le dejan afirmando a uno que todo es posible con el alma puesta. En un lugar como esta ciudad, donde el teatro es parte de su corazón no sorprende ya, que tanto talento este constante y tozudamente empujando a mareas de gente a colocarse felices y de a poco en la colas de las taquillas.

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03 febrero 2008

Nos espera...


Ahora vuelve la temporada. El nuevo año. Esa manera de partir la vida a pedazos que tienen por aquí juntando Navidades, verano y año al unísono. La gente se despereza de las vacaciones estivales y retornamos a la vorágine asequible para unos y el infierno de ruido de colectivos (buses) para otros. Con el calor aun sobre la metrópoli, suavemente la ciudad recuperará el ritmo cotidiano y nos volveremos a enfrentar con todo lo bueno y lo tremendo, lo mejorable y lo ideal de Buenos Aires.

Esperan horas gastadas en interminables viajes en el colectivo de turno de parte a parte de la urbe para muchos y momentos de pausa para otros. Yo explicaba el otro día que si se me hubiera ocurrido la estúpida idea de comprar un coche al llegar hace ya cuatro años y cinco meses, probablemente estaríamos de vuelta en Mallorca. Era entre risas pues no creo que fuese así pero habría perdido muchas miradas tras la ventanilla del taxi o del colectivo. Miradas atentas que yendo al volante se habrían convertido en ansiedad y perplejidad (pues eso es lo que aun provoca verles conducir). Y eso que me veo capaz de hacerlo sin embargo me habría perdido mucho por el camino y por eso sigo convencido de que lo mejor es alquilarlo cuando la distancia es larga.

Esto último, en realidad, es un guiño a los amigos porteños que me dicen que pare de nombrar los colectivos (mi particular obsesión) y por otro lado un humilde homenaje a José Tono Martínez, el autor de "La venganza del gallego"( libros del Zorzal, 2004 Buenos Aires), que en uno de los divertidos momentos del libro (retrato muy lucido de un español en Buenos Aires allá por fines de los 90) habla del oficio de ser porteño y de una de sus perversiones privadas, que era cruzar un paso de peatones justo cuando venían coches y observar las reacciones de los conductores. A eso no he llegado pero reconozco que es tentador.

Como decía, nos esperan también largas caminatas y paseos cruzando cuadras y cuadras (manzanas y manzanas). Cuando pienso que cada una son 100 metros y las comparo a Palma pienso que hemos cambiado las distancias nosotros solos con la inestimable ayuda de la inmensidad en altura y anchura. Me recuerda esto cómo vi Palma estas ultimas navidades; limpia, moderna, tranquila, mas cuidada y bonita pero al fin y al cabo, pequeña como una ciudad-maqueta.

Nos espera trabajo y obligaciones pero también por suerte los teatros, conciertos y los cines, los cafés y los restaurantes para las tardes y noches con amigos, estos últimos, el bien mas preciado de la ciudad. En palabras de Tono Martínez: "...los argentinos son capaces de amistad como nadie, capaces de entregarte su tiempo, su conversación, su comprensión como ningún otro pueblo que he conocido...".

También esperara la familia a que volvamos y les esperaremos pacientes a que se decidan a venir los que nunca lo hicieron.

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30 diciembre 2007

Mujeres

Nos tuvimos que venir a Argentina para poder ver con nuestros propios ojos una presidenta del gobierno mujer. Tal como iban en nuestro país de origen todo indicaba que seria allí, en la antigua reserva espiritual de occidente, donde lo veríamos primero. Pero no, fue aquí, en un país donde el machismo aun no es una palabrota y donde la mujer luce aun orgullosa su genero en el sentido mas primario de la palabra. Al menos eso parece.

El otro día estábamos paseando por el Mercado de San Telmo. Íbamos con gente mallorquina de visita turística y ávida por mirar. En ese mercado se pueden ver numerosas y extraordinarias cosas antiguas que se llenan de curiosos por ver el mundo como ya no es. En lo alto de un puesto que vendía cosas de cine había colgado un cartel de una película de Armando Bo, en el se veía dibujada con todo el encanto de un dibujo demodé a su musa Isabel Sarli, medio abierta de piernas. No recuerdo el titulo pero si la nota comercial impresa de parte a parte:

“La única película que nunca se pudo exhibir en la época del proceso (dictadura militar en Argentina de 1975 a 1982) ni siquiera con cortes y censuras”

Esa película erótica, junto con otras del mismo director hacen las delicias de los amantes del cine bizarro.

Pero lo importante es lo que sin pensar mucho se me apareció en la mente; me di cuenta de que esa película prohibida hace 30 años en Argentina ahora lo seria en España. Por motivos radicalmente opuestos pero con el mismo objetivo, reeducar a la población. Un sarcasmo más que resulta de contemplar estupefacto a España desde el lejano cono sur americano.

La esposa del ex-presidente tiene entre sus metas afianzar el poder femenino desde lo alto en lugar de desde abajo. En la base se palpa día a día como el hombre mantiene su lugar casi intacto. Se dan circunstancias paradójicas (la palabra paradoja debería haberse inventado en Argentina junto el colectivo y el bolígrafo). Por un lado hasta hace nada y no se si ahora, la mujer no puede abrir una cuenta sin el permiso del marido y lleva el apellido del marido unas veces con orgullo y otras con resignación, dependiendo del marido que le haya tocado.

Y por otro es dificilísimo encontrar una esposa o compañera sentimental (perdón por la expresion) que no sea licenciada universitaria y trabajadora en activo y por ende, real o potencialmente independiente. En las reuniones de muchas parejas es totalmente normal que los hombres hagan su corrillo y las mujeres otro sin que a nadie le parezca forzado. Lo que es normal y corriente es que ellas no paren de hablar en horas en un cruce de torrentes que deja boquiabierto al principio y entretiene muchísimo cuando ya estas entrenado. Creo que ellas saben que no hace falta que nadie desde arriba les proteja y eduque para conseguir lo que necesitan en la vida.

Curvas y escotes es la síntesis de las mujeres desconocidas, las que te cruzas por la calle. Exhiben con naturalidad en extinción su genero. Lo hacen con procacidad y fidelidad a su sexo. Cuando hablas con ellas es su seductora verborragia. Me río de lo que escribo pues será incorrecto pero en Buenos Aires, el paseo cotidiano en un lindo día de primavera no es mas que una atracción estacional y espontánea mas. Yo no piropeo por costumbre pero algunos porteños tocan dos veces la bocina de sus coches cuando han visto una de ellas. A mi me gusta.

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09 diciembre 2007

El segundo mundo

Una de las afirmaciones mas chocantes que escuchamos sin cesar desde que llegamos es la que tiene que ver con el grado de desarrollo del país. Dicho de otro modo, no paran de llamarse a si mismos el “tercer mundo”. En el fondo imagino que lo dicen para dejar clara su particular condición, no se si para recibir una corrección o una sonrisa condescendiente que le acabe de ubicar en el universo. Unos amigos de afuera que lo vivieron , pues residieron en Buenos Aires en esa década; contaban que, en los noventa el orgullo-arrogante-argentino se encontraba en sus niveles mas calientes. Lo escuchamos con asombro, pues no damos crédito a tales verdades. De hecho son ahora los nuevos ricos que son en cierto modo los españoles que, henchidos de bienestar europeo miran a veces con desden el país.

El 2001 y su crisis parece que seriamente coloco el orgullo-arrogante- argentino, que tanto les gusta a sus vecinos de Latinoamérica, en su justo lugar. Dicen y comparto que ahora se ve la Argentina real, sin desenfoques. Y es que además el país es ahora en esta nueva era, devaluado y exportador, muy verídico pues no esconde nada. No puedes casi escapar ni del lujo ni de lo cutre, ni de los ricos ni de los pobres. Vivas donde vivas. Todo se mezcla a la argentina, que es una manera singular de convivencia anárquica pero tranquila, digan lo que digan los porteños.

Es una frase muy sobada por estos lares; “ Aquí tenemos impuestos del primer mundo con servicios del tercero”, y es cierto que la presión fiscal es una de las mas altas del mundo. En la teoría, claro. Un amigo (empresario) me confeso mientras esperábamos en la cola del teatro que venia de pagarle a un funcionario de la AFIP (la AEAT de aquí) y no era la deuda fiscal, era un simple y llano soborno (coima, la llamamos) para que no hurgara mas en los cajones. Creo honestamente que es cierto que si un empresario decidiera cumplir a rajatabla con sus obligaciones fiscales se vería en problemas para justificar su riesgo. Si lo hicieran todos de golpe, creo que el país entraría en estado shock. Para compensarlo el estado ha creado una telaraña de obligaciones cruzadas, formularios de todo tipo, normativas, decretos, actas, leyes y reglamentos imposibles de hilvanar sin la ayuda del archifamoso contador (contable y asesor fiscal al mismo tiempo) que te dice abiertamente “Che, ¿que queres?, ¿pagar o no pagar?.

Esto ultimo es solo un ejemplo esclarecedor pero ¿Que cosas describirían a Argentina como miembro ilustre del segundo mundo? Sin lugar a dudas el estado de las infraestructuras en muchos barrios de Buenos Aires y ciudades de la periferia, así como en la red sanitaria y de enseñanza publicas, la calidad de la policía y por supuesto la famosísima inseguridad jurídica - hace poco les subieron de golpe a los exportadores de granos cuando ya habían invertido y cuando se acerca la cosecha-. Así, sin mas. Hay que decir que gracias a esas retenciones el estado esta amasando reservas sin parar para cuando vengan las vacas flacas. En los aspectos difícilmente cuantificables es donde reside el verdadero encanto de vivir aquí, en el segundo mundo.

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25 noviembre 2007

Con la vaca atada

Dos inventos cambiaron la historia de Argentina, el alambrado y el barco frigorífico. Con el primero de ellos consiguieron ordenar la propiedad y transformar la llanura pampeana donde el ganado campaba a sus anchas. Con el segundo se pudo exportar la carne que hasta entonces se salaba para poder conservarse. Nacía la oligarquía agrícola argentina.

Parece un pequeño detalle sin importancia en la historia de un lejano país pero viene a cuento pues es el origen de la historia que voy a contar. A finales del siglo XIX y principios del XX, cuando tienen lugar en Mallorca el mas importante flujo migratorio huyendo de las necesidades hacia las Americas, la clase terrateniente argentina viajaba en transatlánticos de lujo al viejo continente.

Se publica estos días un libro (“Los años dorados” 1889-1939 de Alberto Dodero y Philippe Cros) que ilustra con fotografías esa época perfecta y dorada para el país. Una nota en el suplemento de cultura de un diario argentino llamado La Nacion me impulsa a contarlo. Ha pasado un siglo y las tornas cambiaron (y de que manera) pero eso solo amplifica mi perpetua fascinación por entender la inconmensurable riqueza que parió a este lejano país. El que haya visto con sus propios ojos la majestuosidad, tamaño y belleza de calles y avenidas atiborradas de edificios públicos y privados que quitan el hipo, entenderá de lo que hablo. Y no hablo de la tecnología agrícola, en la vanguardia mundial y de la magnitud de los campos. Es otra historia.

Anclada en la memoria de sus habitantes sigue esa belle epoque. Como un tiempo perdido que ha de volver quizás algún día. Mas de un argentino fuera de su país seguramente tiene ensoñaciones que le harán mirar su pasaporte con orgullo. Algún día será un objeto preciado y no ese librejo azul mirado con desprecio por chupatintas de mostrador. Oso pronosticarlo.

Como decía, en esos años las familias Anchorena, Alvear, Alzaga y otras tantas antes de zarpar en transatlánticos de lujo mandaban a la servidumbre cambiar toda la ropa de cama de la compañía naviera por la de hilo, la de ellos. Jugaban al tenis y al golf en cubierta, nadaban en piscinas estilo Art Deco. Viajaban con las institutrices de sus hijos que eran educados en francés e ingles, sin acento. Llegaban a Paris y entraban en Van Cleef como pedro por su casa. En esa época los parisinos se referían a la gente rica con la expresión: “il est riche comme un argentin”. En Europa se codeaban con príncipes y presidentes y se repartían el país, gobernaban desde sus estancias. Llama la atención el señorío que cultivaban viviendo entre el campo, sus palacetes en Buenos Aires y en el viejo mundo.

Hace meses vimos la extraordinaria obra teatral “el niño argentino” de Mauricio Kartun. En la misma, que transcurre en la bodega del trasatlántico, el chico, hijo de papa, ya mayorcito baja cada día a charlar, reírse de el y divertirse con el gauchito que cuida la vaca. ¿Qué vaca? Pues la que se llevaban viva para tener leche fresca durante el largo viaje.

Los ricos argentinos siguen existiendo y sus mansiones y propiedades hacen palidecer a cualquier rico europeo. De ahí que se mantengan dos expresiones originarias de la época: “viajar con la vaca atada” o “tirar la manteca (mantequilla) al techo”

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21 octubre 2007

Aquí sí hay tomate

La zanahoria argentina, de pronto y sin esperarlo, se ha convertido en tomate. Si todo el mundo en Palma aun debe estar hablando de donde estaba el día de la gran tormenta, aquí solo se habla de lo caro que esta el tomate. Mi amigo Fabricio que regenta el bar de la Facultad de Arquitectura me confesaba que estaba pensando seriamente, entre risas, ir a buscar las cajas de tomates en un camión de caudales.

Los supermercados chinos de la capital que son toda una institución y que están agrupados en una asociación anunciaron que dejarían de vender tomates hasta que la situación de normalice y las agrupaciones de consumidores han instado al boicot esta semana pasada. Algunos restaurantes, dicen, que han colgado el letrero "No se sirven ensaladas hasta nueva orden", pues la lechuga y otros ingredientes también han experimentado subidas asombrosas. El resultado es que en dos días ha bajado el precio del tomate un buen pico y se ha empezado a dejar de hablar.

Todo empezó con el helado invierno, empezaron a correr noticias acerca del daño sufrido en las plantaciones. Solo el 30% de los cultivos esta protegido bajo plástico pues el clima suele acompañar la gloriosa producción agrícola argentina. Este año, no, al menos para según que cultivos. Heladas y fríos varios por doquier han masacrado lechugas, calabacines, tomates, frutas y la paciencia de muchos de los habitantes entre lo que me incluyo. Estoy harto de padecer el clima de Londres en Buenos Aires. En fin, parece, solo parece que llega la ansiada primavera donde esta ciudad alcanza un esplendor muy argentino, es decir, exagerado.

Cuando me refiero a la zanahoria argentina quiero decir que si no es el tomate será cualquier hecho noticioso. Los diarios enloquecen con titulares a la tranquila población día tras día. Ocurre por todos lados del globo pero la manera en que un solo asunto atropella el resto tanto en los medios audiovisuales como escritos es quizás mas ostentoso y llamativo. En España pasa lo mismo pero aquí adquiere un matiz mas peculiar y basta ver algunos medios televisivos como Crónica TV donde, literalmente, a bombo y platillo con letras blancas sobre fondo rojo anuncian: "El tomate a 16 pesos el Kg.".

Hay otras zanahorias; la interna peronista (discusiones dentro del partido justicialista), las diferentes agrupaciones, mas que partidos, las cifras macroeconómicas, los viajes de Cristina (La futura presidenta), la inseguridad ciudadana, el estado del trafico, el clima y muchas otras. Se acercan las elecciones y todos quieren llegar sanos y salvos a la meta. Si el que saca mayor porcentaje de los votos supera el 45% se proclama presidenta, si no habrá que esperar unas semanas y para que se enfrenten los dos primeros.

Mientras tanto, una cifra estadística resume la pax romana argentina y es el precio de la carne, pues no sube. Es record, esta estable y alcanza para para todos. 66,4 kilogramos de carne por habitante y año. 182 gramos diarios.

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30 septiembre 2007

Otro despertar

A fines del mes próximo hay elecciones presidenciales en Argentina. Cuando llegamos ya estaba Kirchner recién elegido como presidente y ahora se cumplen los cuatro años de rigor. Todo el mundo sabe que el país se esta recuperando intensamente después de la gran crisis. Sobretodo para la clase media. Los mas desfavorecidos siguen mas o menos igual por culpa de una inflación galopante.

Uno lo observa en el ambiente de manera tenaz. Cuando llegamos nos sorprendió mucho lo que costaba ver un Audi, un Mercedes o un Volvo, incluso alguien bien vestido a la par de su lindo piso. Veníamos de tierra lujosa. Llegamos a creer que no le daban tanta prioridad a los lujos sobre ruedas y creo que en cierto modo es así, aunque algunos de los lujos de aquí son otros, diferentes.

Han pasado ya varios años y actualmente las calles de Buenos Aires están pobladas por otro parque de coches. Un 35% en 6 meses aumentaron las ventas de coches nuevos este año. En nada, se ha convertido en un enjambre de carrocerías brillantes de lo que aquí llaman Km.cero, es decir coches nuevos. Incluidos claro esta, los carísimos. Parece otro lugar. Argentina es así, ¿se puede? Vamos, ¿no se puede? paciencia, ya vendrán tiempos mejores. Mientras gastémoslo lo mejor posible. Los restaurantes, cafés, cines y teatros siempre a tope. Desde que llegamos.

Se han rehabilitado parques y jardines que cuando llegamos daban mas lástima que pena y se poblaron de papeleras las farolas de la ciudad. Dicen que esta igual de sucia pero al extranjero eso no le importa mucho, le da un toque humano, pone la ciudad a la altura de sus habitantes y se reconoce como una continuidad. No se si querrían una ciudad pulcra como una maqueta. Ya se verá si el desarrollo actual se prolonga un lustro mas. Nadie lo espera, todos aguardan con la nariz tapada y se preguntan, creo, qué color tendrá la próxima recesión. Callos no les faltan y los ricos tienen a la Suiza de Sudamérica, Uruguay, al otro lado del río.

La ciudad ha crecido también a lo alto, con mas torres de viviendas repletas de comodidades y lujos impensables en Mallorca. Todas tienen mas o menos lo mismo: Wifi, gimnasio, sala de fiestas, mini cine, solariums y piscinas, parrilla, seguridad 24h, etc. Ha sido el boom inmobiliario donde cientos y cientos de extranjeros, además de dólares frescos del riquísimo campo argentino, han comprado su lugar en el mundo a precios exorbitantes para los argentinos y mas que asequibles para bolsillos llenos de euros. Me recuerda la Mallorca vendida a los alemanes e ingleses. Solo que este país es algo mas grande. Son realidades que reflejan la economía maleable y flexible como un chicle pues cuatro años han dado para verlo y creerlo.

Ahora el presidente le cede el relevo a su mujer, Cristina y va a inventar si gana las elecciones, el quinto poder. El de la intimidad matrimonial. Nadie mueve ficha hasta saber que va a pasar si gana el matrimonio o alguien de la dispersa oposición, por llamarla de alguna manera. A quien le aburra el debate político español que se venga un tiempo. Cada semana se le garantiza el asombro.

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16 septiembre 2007

"Para usted, un cortado."

Hace ya nueve meses me escribió una lectora desde el otro lado del mundo, de la forma que lo hizo, del contenido de nuestros correos electrónicos y sobretodo de la emocionante causalidad/casualidad, surgió una (la primera) amistad epistolar cargada de contenido que aún espera ser disuelto en largas conversaciones. Lo limitado del teclado y el tiempo no bastaron para que esa especial relación especular se desvaneciese. Pocas palabras escritas pero mucho por contar.

Ella llegó a Mallorca hace mas de dos años desde la Argentina. Emigró. Se exilió junto con su familia en Palma. Porteña y esposa de otro argentino descendiente de mallorquines. Y expulsados por la Argentina mas real, ahora extranjeros. Nuestras visiones se entrelazaban como una madeja de miradas. Porteña en Palma y mallorquín en su ciudad. Muchas coincidencias y ópticas apasionadas que nuestro cercano círculo aquí ya conoce por lo que tiene de emocionante sincronismo.

Animado por mi intuición, le presente virtualmente a mi padre pues ella buscaba información acerca de un señor amigo de Bernareggi y Cittadini al que trataba de seguir el rastro. Era un tipo que había construido el Hotel Formentor llamado Adán Diehl y que era argentino como ella. Pensé que mi padre podría ayudarla. Se encontraron posteriormente en una cita a ciegas en el Bar Bosch y charlaron de los pintores extranjeros de aquellas décadas doradas. Se entabló una relación que no se agota, mi padre se ve con el matrimonio con frecuencia, visitan sus respectivas casas y se ponen al corriente de todo. Es en cierto modo un ojo puesto en la tierra austral donde vivimos.

El marido de ella no entiende (y lo comprendo) que yo, me haya instalado con mi familia en la ciudad que le expulsó vilmente a él. Y como cuerpos extraños que somos, pues así nos vemos, expulsados del tejido, nos unen paradojas y sarcasmos de todo olor y color.

Acabaron un día yendo a ver bailar tango en Llucmajor, han comido Calçots y han estrechado insólitos vínculos alimentados por las opuestas realidades.

Ella, nuestra única amiga argentina en Palma empezó clases de catalán o mallorquín, como se diga..., visita los recónditos lugares de la isla, la linda isla como la llama, el paraíso opuesto a su Buenos Aires querido y diferente soñado lugar al fin y al cabo para muchos de nosotros, los extranjeros en uno y otro lugar. Curiosa y audaz observadora, se interesa por todo, ilumina con su parecer mil experiencias comunes de nuestro reciente pasado en las islas. Entretenido y excitante.

Ella esta ahora en Buenos Aires, vino por unos asuntos familiares. Nos llamó: "Les vengo a buscar el sábado a las 20,30 que vamos a un asado en casa de mi única hermana". A ella no la conocemos salvo por una foto que nos mandó. Conoce, eso si a nuestra hija, que viajo sola a Mallorca hace poco. Nos vino a recoger, subimos al coche y nos saludamos como si fuese una vez mas. Llegamos a Quilmes, a 25 Km de la capital.

Al calor de una casa tranquila y hermosa, su hermana, su cuñado, sobrinos y novios compartieron con nosotros la entraña, lomo y vacío finamente asados. Vino y palabras hasta las cuatro de la mañana. Sin tener tiempo de percibirlo nos encontramos como en familia, en el corazón de una familia.

Hace poco, en otra conocidísima cafetería de Palma decidió practicar el idioma del lugar que debería acogerle y que esta aprendiendo y sin quererlo le cayo la quintaesencia, la espiral de la ensaimada.

Dijo: "un tallat, per favor".
El camarero le respondió con sorna: "Para usted, un cortado".

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09 septiembre 2007

Confesión

Es el título de un famoso y bonito tango pero también es la palabra imprescindible para aclarar a los lectores argentinos que el Buenos Aires que describo se aleja demasiado de la ciudad hostil y dura que golpea a tanta gente cada día. Sin claras esperanzas de que cambie en lo esencial. Aunque parece que siguen resignados a no perder la ilusión, parece confundirse extrañamente con la paciencia de santo. Siguen solo algunos ejemplos muy cotidianos.

Colas larguísimas de gente deslomada de trabajar en negro y/o a destajo mal pagado se forman cada día para tomar el cutre autobús urbano. Cuando suben, apiñados como sardinas en lata les espera una hora o dos de recorrido hasta llegar a la periferia. Mientras son transportados se convierten en simples vacas, pues así se les trata sin que nadie diga ni mú. Por si fuera poco deben soportar estoicamente la constante falta de respeto por parte del chofer. Solo eso merece otra columna.

Trenes obsoletos (algunos sin puertas) renquean impuntuales cargados de gente. Cuando el servicio pasa de pésimo a insoportable se amotinan y prenden fuego a la estación. Ha ocurrido ya algunas veces. La calidad varia según las líneas, va menguando de norte a sur en degradado mitad sarcasmo, mitad insulto. En las mas miserables, cuando el tren se detiene, chicos arrancan piezas de la carrocería para venderlas y comprar droga, cuando arranca a veces le tiran al tren piedras o disparos. El estado del transporte público, para los ojos de un turista (si se enterase) es tan lamentable como increíble.

Personas de todas las edades rebuscan en las bolsas de basura esparcidas por las aceras de todos los barrios y recolectan botellas y cartones para luego venderlos a grupos mafiosos que se aprovechan de la desesperación de familias que no logaron reponerse de la ultima debacle, entre otras. Otros dicen que no es tanto pero verlos arrastrar carros cargados de cartones esquivando taxistas es más que vergonzante.
Niños y niñas son obligados por sus padres a pedir limosna o vender cualquier cosa. Es difícil salir a la calle sin toparse con alguno de ellos y en definitiva, con la vergüenza.

Chicos y chicas jóvenes que limpian parabrisas, malabaristas, payasos, tragafuegos, vendedores de globos terráqueos, libretas, linternas o lo que sea, habitan en los semáforos mas congestionados de la metrópoli a la espera del pesito que les ayude a comer.

Vendedores ambulantes subidos al tren, al autobús, en las esquinas y a veces pueblan con sus mantas repletas de lo inimaginable, aceras enteras en determinadas calles y barrios.

Mucamas, obreros y estudiantes dormidos en el autobús tratando de robar horas al día mientras se desplazan de punta a punta en la inconmensurable ciudad.

La pasta de cocaina y el pegamento son algunas de las formas de subsistir para niños que viven precariamente o en la calle. Es la nueva y barata droga que esta haciendo estragos en la población infantil y juvenil de las zonas mas depauperadas de la capital y sus alrededores, algunas de los cuales son tierra de nadie y olvidada.

Hay más, seguro pues esto es solo una muestra desde la visión privilegiada de un español aún un poco turista que observa como la resignación parece ser asignatura aprendida.

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26 agosto 2007

Chistes de gallegos

En la serie de televisión que se emitió en un canal de televisión español y argentino hace tiempo, titulada "Vientos de agua", hay suficiente numero de escenas para llenar cubos de lagrimas argentinas. Era la historia real de los abuelos y padres de muchos. Y eso aquí tiene su peso. En eso se observa la necesidad de identidad colectiva que aúne tanto pasado desarraigo. Seguramente es una de las razones de tanta desorganización estructural que hace de Argentina un país singular en tantas cosas.

En una de las secuencias, un ya curtido hombre argentino, le dice al recién llegado personaje encarnado por Ernesto Alterio. "Avivate gallego, tenés que ir más ligero!...". En realidad el personaje es un asturiano recien desembarcado, pero para el caso es lo mismo pues gallego es español, ya sea de La Horcajada, en Ávila o La Coruña, Galicia. Curiosamente, parecen mantenerse al margen catalanes y vascos pues son nombrados tal cual. La cuestión es que el español poco ilustrado y sin muchas ambiciones que nutrió la marea inmigratoria del siglo pasado es sin más, gallego. Y como nosotros hacemos con los pobres Leperos, los porteños cargan risas sobre los españoles cejijuntos, bajitos que solo dicen hombre! Coño! y otras expresiones ibéricas. Tuve oportunidad de ver a unos de los genuinos (pues se les distingue) en la cola de un banco esperando cobrar su , esta vez sí, valiosa pensión española en euros.

Chistes de este porte son ejemplos ilustrativos:

Oye ¿sabes cómo se llaman los habitantes de San Francisco?
- Hombre, pues todos no...

Suena el teléfono en la casa de Manolo:
Manolo, te llamo por la cortadora de césped...
-¡Caramba, pero qué bien se te escucha!!

Y es que comparado con la tenaz viveza criolla cualquiera es un pringao. Para los que aun no lo sepan la viveza criolla (hablé una vez en otra ocasion de ella), es la irrefrenable capacidad de una parte de los argentinos para sacar ventaja inmediata de cualquier ocasión con el fin de ganar dinero trabajando poco, que por añadidura siempre acaba siendo poco ético pues va acompañado de una estafa, engaño o robo y lo mas flipante, excesiva comprensión social.
Para describirlo nada mejor como lo que paso un día charlando con un amigo, salió la palabra "curro" en la conversación y yo dije, en España significa trabajar, mi amigo porteño, sin pestañear dijo un serio "Acá también". Los lectores argentinos lo habrán pillado al vuelo pues en realidad un "curro" aquí es un negociete destinado al afane. Tan simple e ilustrativo como ocurrente el matiz.
Después de vivir aquí todo este tiempo entiendes risueño que piensen así de los gallegos, hay que reconocer que somos mas lentos, tercos, inexpresivos, secos, callados y puede que hasta, si me apuran, menos astutos. Sin embargo, cuando paso delante de uno de los Zara que hay en la capital pienso que es el gallego universal que les vende ropa, cara pero bien cosida, eso sí. Si añadimos BBVA, Telefónica, Santander, Movistar, Sol Meliá, Mapfre, Prosegur, etc., entonces esta mucho dicho en solo 20 años de la España europea.

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19 agosto 2007

Los vinos argentinos

Una de las imágenes mas sugerentes y al tiempo frustrante es la sección de vinos de los supermercados argentinos. ¿Tantos?, sí. Es bastante increíble poderse entretener en los innumerables estantes llenos de botellas cuidadosamente colocadas y etiquetadas con envidiable gusto. Todos apetecen ser probados y la paciente tarea de buscar el de referencia para consumo diario dio por fin su resultado hace ya uno dos años.

Estábamos una noche en el Hermann, en Gurruchaga y Santa Fe. Un inciso: En ese restaurante hay un camarero que llegó a Argentina justo el año que yo nací, tenia el 18 años y era 1962, es de esos gallegos que hacen honor al apodo. La rocambolesca paradoja es que muchos nietos de esos españoles hacen lo mismo en Palma en otros restaurantes. Se repite la historia equilibrándose como puede.

Pues ese día estábamos con unos unos queridísimos amigos (un sevillano, una argentina y el padre de ella) y les contaba que no sabia que vino comprar para cada día, todos me cansaban o eran demasiado caros. El padre me hablo del Malbec de las bodegas Trapiche, que además valía entre 8 y 10 pesos ( unos 2 euros, ahora). Le dije entre risas: Me acabas de ahorrar mucha plata al mes! y desde entonces es compañero inseparable de la cocina nuestra que se sigue haciendo en casa, tumbet incluido. Es un malbec de los baratos, pedirlo en el restaurante puede ser hasta dar pudor pero aseguro que es un vino que no te traiciona, es intenso, potente y sabe bien a vino sin falsos disfraces.

El Malbec es una variedad de uva famosa en Argentina pues parece ser que aquí es donde alcanza su esplendor, en las altas latitudes del Cuyo en Mendoza y otros lugares. Muchos de los malbecs pulcramente etiquetados y valorados en las cartas de vinos no soportan una cena a dos pues cansan dejándote un pésimo regusto. Claro que quizás algún purista dirá que esa nos forma de valorar un vino, yo le diré que es la única que se me ocurre. Hay malbecs caros y tan buenos que da pena observarlos junto a su precio en los restaurantes. Una vez probamos un Achaval Ferrer Malbec, no se de que año que confirmó aquello de que lo caro casi siempre es lo bueno. Un caro espectáculo de 150 pesos la botella en el restaurante.

Hay en Argentina unas 1200 bodegas que crean unas 5.000 marcas. Algunas exportan masivamente y otras son pequeñas bodegas con baja producción de calidad. Todas al amparo de un furor medio moda medio verdad aquí, que apoya sólidamente al sector por su empuje. Hay bodegas con posada incluidas pues se organizan rutas turísticas por las bodegas que han hecho famoso el vino argentino, que hay que saber pedir pues se pide primero la bodega y luego la variedad y año: Malbec, Cabernet, Merlot, Syrah, Pinot Noir, Chardonnay, Sauvignon Blanc, etc.. Son muy pocas las que incluyen variedades mezcladas como en España. Entre las raras variedades hay una que se cultiva en Cafayate, provincia de Salta. Es el Torrontés, un blanco aromático buenísimo que me recuerda al Albariño.

En el 2006, las ventas al exterior llegaron a los 500 millones de dólares, las cuales serían revalidadas este año, con exportaciones por 620 millones de dólares. Las hectareas cultivadas de vid en toda Argentina son ahora unas 215.000.

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12 agosto 2007

Cuatro años


Hoy, doce de Agosto, se cumplen cuatro años. Salíamos de Palma con las maletas en un planificado exilio mitad huida, mitad búsqueda. La primera, con solo aterrizar a diez mil kilómetros en el hemisferio opuesto, se veía más que cumplida pues es muy lejos, el destino de la búsqueda fue apareciendo al principio en arrebatos de intuición ya en Mallorca y al llegar, con el lento pasar de los días salía a flote en cada detalle y matiz de las vivencias cotidianas.

La sensación de lejanía y cercanía se entremezclan extrañamente. Por un lado estamos mas lejos que la China pero por otro las gentes, el ancestro cultural y el idioma te acercan tanto que te hacen olvidar los kilómetros y las dieciocho horas que separan la puerta de nuestro piso de las puertas de Palma. Se percibe así.

Pasamos de la inmersión lingüística mallorquina a tratar de comprender el viejo y nuevo idioma a la vez. Ese ha sido el mas largo de los viajes pues aunque respondíamos que la adaptación había sido inmediata, sólo el nuevo idioma nos impedía disfrutar de la comunicación y sentirnos culturalmente en equilibrio. La natural y espontánea calidez humana que recibe un español es insólita y si esos mallorquines además han elegido su tierra la amabilidad se torna increíble, sobretodo al principio. La pena es que con el paso del tiempo se va diluyendo la vieja referencia y lo poco que queda es la vergüenza al pensar en el inverso trato que recibe generalmente un latinoamericano en nuestras islas.

Como decía, aquel trece de Agosto e 2003, al llegar al aeropuerto de Buenos Aires, nos esperaba una habitación triple de hotel y la ansiosas esperanzas en manos de la otra familia, la de aquí. Nos esperaban todos en una popular parrilla que por azares de la vida se encuentra a solo unos metros de nuestra actual vivienda (Buenos Aires es testigo de muchas y extrañas coincidencias). Se nos desveló que se puede vivir sin coche, sin dvd y lo mas raro, sin el mar cerca.

Decía un escritor que uno no es de una ciudad hasta que no se ha aburrido soberanamente en ella. Buenos Aires será difícil que sea esa ciudad, parece entreverse que no seremos nunca de la ciudad, es obvio, sin embargo hay a veces algunos días de verano húmedo donde se mezcla el lejano y sutil olor a carne asada con el vapor del pavimento recalentado y es en esos precisos instantes cuando aciertas a oler tu vida aquí sin desear nada mas y sintiendo tuyas estas calles.

Agrego que se han forjado tantas e intensas amistades en este tiempo que parece incomprensible. Argentinos de aquí, argentinos que viven allí, españoles y extranjeros de visita por el lejano sur que no me hacen dudar ni un momento en mi decisión de nombrarlos en una suerte de emocionada dedicatoria. Pero son muchos.

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05 agosto 2007

El Gauchito Gil y la Difunta Correa

Se repiten constantemente en lugares escogidos, generalmente en la vereda de las carreteras. Uno de ellos, al comienzo es una mancha de color rojo y a medida que te acercas se van perfilando las formas. Pasas tan rápido que no te da tiempo a ver que es, sólo se ven unos trapos colgando de cañas, banderas improvisadas todas del mismo color rojo. A veces he llegado a ver objetos colorados como botellas de coca-cola y en el centro una estatuilla del venerado gaucho con su atuendo típico: botas, pantalones abombados, cuchillo, pañuelo y sombrero. Preguntas y te dicen que es lo del Gauchito Gil, un santo profano. Si tocas la bocina al pasar con el coche te desea un buen viaje.

A finales del S. XIX ,El Gauchito Gil fue un buen hombre que antes de ver a sus hermanos en guerra desertó y antes de ser degollado boca abajo invocó la curación del hijo del que ordeno su muerte, de forma milagrosa. No se si el color rojo es por la sangre derramada o por el color de uno de los bandos en liza, el colorado.

En el santoral no profano se encuentran la Virgen de Lujan y San Cayetano, se repiten con mucha mayor profusión, es imposible pasar un día sin ver alguna de esas imágenes en un taxi, autobús o en cualquier otro lado. Son en este caso adoraciones legitimadas por la iglesia. En Buenos Aires hay muchos lugares donde se venden miniaturas, objetos y recordatorios religiosos, son las santerías. El gran respeto y religiosidad argentinos se observan viendo la cantidad de gente que va a las iglesias, las peregrinaciones y demás sagradas festividades. La mas chocante de las costumbres es la de ver como mucha gente de santigua al pasar por delante de las iglesias, vaya caminando o en autobús. Cualquier ciudad española es un reto para un argentino reverente y emigrante. Si uno cuenta la cantidad de templos que hay, ya puede hacer las cuentas; se pasaría el día santiguándose. Nuestra cuñada argentina hace tiempo que desistió después de vivir muchos años en la Calle San Miguel.

La Difunta Correa es el otro personaje adorado por el pueblo, en este caso los improvisados santuarios se reparten a lo largo del país aunque es en la provincia de San Juan donde esta lugar de peregrinaje, en el pueblo de Vallecito.

Son montones de botellas llenas de agua apiladas alrededor de la imagen de una mujer muerta con un bebe alimentándose de la leche materna. La historia proviene del trágico final de una mujer obligada a ser concubina de un comisario que envió a la fuerza al ejercito al amado esposo. Es un canto al amor conyugal y materno sin limites pues ella murió de sed en la huida en busca de su marido mientras el bebe que llevaba en brazos sobrevivió mamando el cuerpo inerte. A partir de ahí la historia se llena de misterio y milagros que hace 150 años corrieron por toda Latinoamérica.

De hecho, observar estos pequeños homenajes por los caminos le ubica a uno perfectamente de en qué continente se encuentra.

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29 julio 2007

Viven

Estábamos el pasado verano austral, en Enero de este año, en la Posada de San Antonio. En ese rincón del mundo del que hablaba hace meses cuando escribía de Uruguay. Corrió la voz de que esa noche del día de Reyes había una proyección en El Triángulo (del cual no hablaré pues sus dueños me pidieron que no dijera donde estaba). Solo diré que es una confluencia de caminos y gentes.

Decían que la proyección iba a ser a las nueve de la noche y que era la presentación de la pre-edicion del documental "La Sociedad de la Nieve" del director uruguayo Gonzalo Arijon que había realizado acerca del accidente aéreo conocido como la Tragedia de Los Andes. Nos comentaron que iban a venir algunos de los supervivientes.

Llegamos unos minutos tarde, estaba oscuro y tuvimos que encontrar un lugar rápido para no molestar, habían unas veinte personas y yo me acomodé sentado en una gran viga de madera que estaba en el suelo, detrás había un pequeño barranco en el exterior de la casa. Así pasaron dos horas de silencio. Las primeras imágenes que vi eran una increíble y estremecedora recreación del las horas previas al vuelo Montevideo-Santiago de Chile. Un grupo de diechoañeros alegres saltando en el avión, de cachondeo hasta las ultimas turbulencias. Declaraciones sacadas de largas entrevistas iban hilando los estremecedores acontecimientos con sus diferentes puntos de vista. El silencio después de la caída, el hambre, los muertos y el horror indescriptible de la esperanza que salvó a 16 de 47.

Pese a la incómoda postura no podía despegar los ojos de la pared, que era donde se proyectaba el video. En un momento de la proyección un hombre se levanto y trato de pasar a tientas por detrás mió sin saber que no había mas que una pendiente resbaladiza de tierra. Para evitar caer se tuvo que agarrar fuerte a mi hombro y así poder seguir. Me gire en ese instante y vi el rostro conocido de Roberto Canessa, uno de ellos. Fue en cierto modo un extraño sarcasmo evitar la caída de una persona que había liderado y Nando Parrado ( y Vizintín) las mas extrema epopeya de supervivencia conocida cuando caminaron diez dias sin saber adonde.

Me gusto mucho la inclusión en el documental de los comentarios del hombre que escudriñaba con la lupa las fotografías aéreas que los servicios de rescate le proporcionan diariamente hasta que diez días después se abandonó la búsqueda.

Al acabar la proyección todos necesitamos unos tragos de vino, nos quedamos medio aturdidos al ver que allí, en persona estaban cuatro de ellos, los mismos que hablaban desde la pantalla. El director fue felicitado por los asistentes y en petit comité desveló algunas de las miserias y secretos que han rodeado la vida de algunos de los supervivientes de los Andes. Pareció por momentos la historia de sus egos en competencia y si uno investiga podrá saber quien lo cuenta mejor, quien salió mentalmente menos ajado, que profesiones ejercen, etc. Pues hay abundante documentacion con solo buscar en internet.

En esa noche veraniega, recuerdo que se levanto una brisa fresca y de pronto nadie se atrevió a quejarse del frío.

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