Los libros
Si en España se asustan algunos de la poca cantidad de gente que compra libros y además, estos se acercaran una temporada a Buenos Aires y husmearan en las tiendas donde se venden, entonces la tristeza seria sublime. En la última feria del libro asistieron mas de un millón de personas y no era gratis.
El libro en esta metrópoli es un objeto de culto. Al menos eso parece cuando uno observa absorto la cantidad y variedad de gente que pulula mirando por las largas estanterías de las librerías que abundan aquí. Librerías para todos los gustos. Usados, muy usados, nuevas y relucientes portadas esparcidas por mesas enormes. Desde cadenas de librerías muy bien puestas hasta lo mas cutre donde encontrar un roído ejemplar de cualquier cosa.
Algunas abiertas al público a las horas mas insospechadas y muchas otras con espacio dedicado sólo a los niños y cafetería. En la calle Corrientes uno puede curiosear hasta pasada la medianoche, y por allí, en solo una manzana, hay veintitrés librerías y trece teatros. Único en el mundo. Otra experiencia emocionante es entrar la primera vez en El Ateneo de la Avenida Santa Fé. Un antiguo teatro convertido en gigante librería, altos techos con frescos, una musiquita dulce en un silencio de libro, una relajante cafetería al fondo, gente leyendo el libro que le viene en gana sin que nadie te diga ni pío. Hasta sentados en el suelo leen comienzos e índices. Parece mas un templo que un comercio.
Si hay una sección en la que me detengo perplejo, pues es un genuino género en este país, es la de los argentinos pensándose a si mismos. Pilas de libros escritas mayormente por ellos mismos tratando de comprender que les pasó, pasa o pasará en el futuro cercano. Historia interpretada desde las más diversas perspectivas, pasado reinterpretado por psicólogos sociales, economistas de toda la vida, periodistas reconocidos y recién llegados, sociólogos e historiadores de diferentes palos.
Que si el citibank fue uno de los culpables de la crisis, que si fue Menem, que si somos unos pelotudos o unos vivos, mitos revisitados, biografías de próceres respetados, títulos sobrecogedores que imagino que al leerlos uno acaba por cerrar el libro y su esperanza por el país, o no. En fin, que hay una pasión alucinante por contárselo unos a otros, por tratar de explicar el misterio argentino que rompe todos los moldes en lo económico y en su historia.
Me gustó lo que escribió en los años sesenta un francés llamado Pierre Kalfon en "Argentine" pues dice que esta especie de autoflagelación típica de Sudamérica, los argentinos la han refinado de manera masoquista en un sentimiento de orgullo herido por un país al que aman hondamente, no cabe duda. Les "duele" la Argentina.
Si un extranjero entra en el juego de la crítica divertida ha de elegir bien con quien. Las mejores veladas vienen acompañadas de argentinos que, entre risas, saben escuchar la crítica y estupefacta visión del foráneo.
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2 comentarios:
Hola Tomeu:
Yo también era un residente en Mallorca antes de venirme a vivir a Buenos Aires y también tengo un blog (http://nandocalrissian.blogspot.com) sobre los choques culturales que se producen cuando uno viene a vivir aquí desde allí.
He estado leyendo todos tus artículos desde el principio y en todos he estado completamente de acuerdo hasta que he leído este sobre los libros.
Primero que los libros aquí son, en relación con los sueldos, mucho más caros que en España. Prácticamente no existe el "libro de bolsillo" y es casi un milagro conseguir un libro por menos de 10 pesos (en España un libro que no sea “novedad”, conseguirlo por menos de 10 euros es casi una certeza). La única oportunidad que nos queda a los que no queremos pagar 35 pesos por un libro original es irnos a Parque Rivadavia, donde se pueden conseguir libros de peor calidad, copias de los originales, por casi la mitad del dinero que cuesta en una librería.
Es cierto que la última feria del libro de Buenos Aires (a la que asistí) reunió una gran cantidad de gente y de autores, pero no creo que más de lo que puede llegar a reunir Madrid o Barcelona.
Además la variedad de libros es mucho menor. Mis géneros de literatura favoritos son el de Ciencia Ficción y el de Fantasía Épica y es muy difícil encontrar mucha variedad de libros de esos géneros ni siquiera en El Ateneo de la avenida de Santa Fe que mencionas (en el Corte Inglés de Palma de Mallorca hay casi el doble de libros de éstos géneros).
Para dar un ejemplo de esta poca variedad esta Semana Santa van a venir a visitarnos mis padres y ya les he pedido una remesa de libros que aquí no consigo encontrar por ninguna de las muchísimas librerías que me he recorrido por todo Buenos Aires.
Un saludo y felicitaciones por el blog.
Estimado Nando: lamento que nuestra urbe no surta ni en variedad ni en cantidad sus apetencias lectoras. Mezcla Ud. con candor consumo con lectura, marketing con géneros literarios, y a lo mejor cosas aún más esenciales que no podemos llegar a vislumbrar.
La Feria del Libro de Buenos Aires es un evento de masas reciente de una ciudad joven y díscola como la nuestra; le confirmo que la asistencia a la misma es abrumadora con respecto a las ferias por Ud. citadas, aunque esto no deje mucho más que un dato estadístico.
Ud es un lector del Corte Inglés, y entiendo se sienta poco atendido desde estas pampas incomprensibles.
Que tenga que pedir remesas a su familia o bajárselos de la red -no se podría superar ese snobismo tan facilmente- es de un papanatismo cultural poco visto en nuestro medio. Suerte con todos los títulos que vaya Ud. recibiendo.
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