¿A dónde vamos?
En el parabrisas trasero de un viejo taxi porteño reza la siguiente queja: "Con gastos dolarizados y tarifas en pesos. ¿A donde vamos?". Es una reclamación propia y justa de muchos gremios que no pueden encontrar suministros en la industria argentina. Todo debido a la tristemente famosa devaluación del 2002.
Cualquier mallorquín, de turismo por el país, se da cuenta de manera inmediata de los beneficios que supone para el turista la visita. Un tipo de cambio rompedor permite sobre todo comer en los mejores restaurantes y viajar en taxi sin mirar el bolsillo en una capital que ofrece todo.
Sin embargo en Buenos Aires y en el interior la historia es muy diferente pues los billetes de avión, el acceso a los Parques Nacionales, los famosos hoteles con encanto se mantienen al margen con precios para extranjeros. Por fortuna hay otros muchos hoteles divinos en lugares incomparables que se pueden encontrar a precios "argentinos" aunque no sea fácil. En casi todos el trato es insuperable en calor humano y suple, junto con el encanto de la decoración, estilo y paraje, de manera holgada la escasez de normales comodidades al estilo europeo.
Uno puede tentarse a creer que ambas formas de explotación turística, la de Baleares y la de Argentina tienen mucho que enseñarse pues ambas poseen lo que otra carece. Para disfrutarlo, el extranjero ha tenido que atravesar medio país en avión, recorrer a veces cientos de kilómetros, con cierta frecuencia en carreteras sin asfaltar, y sorprende entonces llegar a la aislada posada con el coche lleno de polvo y disfrutar de un caluroso recibimiento propio de otros tiempos en el país de origen y todo debido a la natural, asombrosa e informal amabilidad del argentino en general, sobre todo si es del interior.
Pero hay que tener mucho cuidado con no toparse con la otra hostelería cuya bella decoración rústica, paraje soñado, servicio y comida son, imagino, lo esperado. Allí, el astuto propietario con una sola noche de ocupación paga el sueldo mensual de una chica de la limpieza y por eso deberían poner en la entrada la siguiente leyenda: "Con gastos pesificados y tarifas en dólares, vamos bien!". Son las dos argentinas a dos precios de la nueva e importante ya, industria turística argentina. Lo increíble es que no saben si lamentarse de ser tan baratos u orgullosos de ser visitados.
Cualquier mallorquín, de turismo por el país, se da cuenta de manera inmediata de los beneficios que supone para el turista la visita. Un tipo de cambio rompedor permite sobre todo comer en los mejores restaurantes y viajar en taxi sin mirar el bolsillo en una capital que ofrece todo.
Sin embargo en Buenos Aires y en el interior la historia es muy diferente pues los billetes de avión, el acceso a los Parques Nacionales, los famosos hoteles con encanto se mantienen al margen con precios para extranjeros. Por fortuna hay otros muchos hoteles divinos en lugares incomparables que se pueden encontrar a precios "argentinos" aunque no sea fácil. En casi todos el trato es insuperable en calor humano y suple, junto con el encanto de la decoración, estilo y paraje, de manera holgada la escasez de normales comodidades al estilo europeo.
Uno puede tentarse a creer que ambas formas de explotación turística, la de Baleares y la de Argentina tienen mucho que enseñarse pues ambas poseen lo que otra carece. Para disfrutarlo, el extranjero ha tenido que atravesar medio país en avión, recorrer a veces cientos de kilómetros, con cierta frecuencia en carreteras sin asfaltar, y sorprende entonces llegar a la aislada posada con el coche lleno de polvo y disfrutar de un caluroso recibimiento propio de otros tiempos en el país de origen y todo debido a la natural, asombrosa e informal amabilidad del argentino en general, sobre todo si es del interior.
Pero hay que tener mucho cuidado con no toparse con la otra hostelería cuya bella decoración rústica, paraje soñado, servicio y comida son, imagino, lo esperado. Allí, el astuto propietario con una sola noche de ocupación paga el sueldo mensual de una chica de la limpieza y por eso deberían poner en la entrada la siguiente leyenda: "Con gastos pesificados y tarifas en dólares, vamos bien!". Son las dos argentinas a dos precios de la nueva e importante ya, industria turística argentina. Lo increíble es que no saben si lamentarse de ser tan baratos u orgullosos de ser visitados.
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